JESUS Garzón 10/03/2012
Campos de Brozas y Alcántara en todo llevan la gala: en corderos y en ovejas y en el peso de la lana
La trashumancia es el desplazamiento estacional de los ganados, que en primavera ascienden hacia las montañas cuando se secan los pastos y el agua en las dehesas, para regresar en otoño cuando los fríos hacen imposible el pastoreo en las cumbres. Estos recorridos, de hasta 500 y 600 km se realizan con los animales andando lentamente, al paso de una mujer hilando , para que pasten y se repongan mientras caminan. Los rebaños de ovejas y cabras y las manadas de vacas y yeguas avanzan así unos 20 km al día, por lo que los viajes a extremos pueden durar entre 4 y 5 semanas, algo más durante la bajada de otoño por ser los días más cortos. Hasta principios del siglo XIX, cinco millones de cabezas con 25.000 pastores y otros tantos perros mastines atravesaban España dos veces al año por las cañadas.
En los albores del IV Milenio floreció en las comarcas de Brozas y Alcántara una sociedad pastoril aristocrática, hábil con el arco, en el manejo de grandes piedras y en la selección de encinas con las más dulces bellotas. Honraban a sus difuntos alzando monumentales dólmenes y delimitaban con menhires los pastos de sus ganados, situados durante el verano en las lejanas parameras y montañas del norte. La pujanza de esta cultura megalítica fue tal que perduró durante más de dos mil años, extendiéndose por la mayor parte de Europa desde el suroeste de nuestra península. Ante los crecientes privilegios de nobles, ciudades y monasterios que entorpecían sus desplazamientos, los pastores trashumantes hermanados en el Concejo de la Mesta obtuvieron en 1273 del rey Alfonso X el Sabio el reconocimiento de sus derechos inmemoriales "para andar salvos y seguros con sus ganados por todas las partes de sus reinos, respetando las cinco cosas vedadas: panes, viñas, huertas, dehesas y prados de guadaña".
XSE ESTABLECIOx entonces la anchura de las cañadas en 90 varas, 75 metros, con cordeles de 37,5 m y veredas de 20 m, que con las coladas, descansaderos y abrevaderos constituyen la actual red nacional de vías pecuarias. Son bienes de dominio público, inalienables, inembargables e imprescriptibles, de los que aún se conservan más de 124.000 km, con 421.000 ha de superficie, el 1% de todo el territorio nacional. Este extraordinario patrimonio comunica entre sí todas las regiones de España, a disposición de los ganaderos trashumantes que precisen utilizarlo.
La gran cañada de la Mesta que atraviesa la comarca de Brozas es la Real Burgalesa, que nace junto a la frontera portuguesa en Valencia de Alcántara, dirigiéndose luego por Membrío hacia el norte para cruzar el Tajo por el monumental puente de Alcántara. Tras bordear Piedras Albas y atravesar Zarza la Mayor, Vegaviana y Perales del Puerto, abandona Extremadura por el puerto de Perosín. Desde aquí, por Ciudad Rodrigo, Salamanca, Medina del Campo, Valladolid y Lerma, alcanza las estribaciones de la Sierra de la Demanda, en la confluencia de las montañas de Burgos y La Rioja.
La comarca de Brozas, además de constituir una anhelada comarca de invernada para los ganaderos trashumantes del norte de España, también fue durante muchos siglos una importante zona de paso hacia los famosos Campos de Ourique, al sur de Portugal. Los continuos enfrentamientos fronterizos entre ambos reinos peninsulares no fueron impedimento para que las vías pecuarias, mucho más antiguas que ellos, continuasen siendo utilizadas por nuestros pastores trashumantes. Con motivo del paso de los rebaños castellanos hacia Portugal, las cartas regias del 8 de noviembre de 1444 recordaban: "foram autorizados todos os visinhos e moradores dos reinos de Castela a vir a terra do Campo de Ourique seguramente com seus gados, pascer as ervas & beber as aguas, pagando eles seu montado & direito segundo e de costume". Estos desplazamientos se mantuvieron hasta finales del siglo XVIII: "Ainda em 1788 tera encontrado na Herdade Real do Roncao (Monsaraz) rebanhos segovianos".
Sin embargo, el secular intercambio ganadero entre ambas naciones ibéricas terminó abruptamente en 1801 tras la llamada guerra de las Naranjas, cuando España se anexionó el término de Olivenza. Con lógico resentimiento, los portugueses acusaron "a la codicia de los ganaderos españoles" la dolorosa pérdida de este territorio, por ser sus pastos tan excelentes que "bastava as ovelhas lamber a terra para engordarem".
*Presidente de la Asociación
Concejo de la Mesta.
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/trashumancia-en-brozas-y-en-raya_641572.html
Campos de Brozas y Alcántara en todo llevan la gala: en corderos y en ovejas y en el peso de la lana
La trashumancia es el desplazamiento estacional de los ganados, que en primavera ascienden hacia las montañas cuando se secan los pastos y el agua en las dehesas, para regresar en otoño cuando los fríos hacen imposible el pastoreo en las cumbres. Estos recorridos, de hasta 500 y 600 km se realizan con los animales andando lentamente, al paso de una mujer hilando , para que pasten y se repongan mientras caminan. Los rebaños de ovejas y cabras y las manadas de vacas y yeguas avanzan así unos 20 km al día, por lo que los viajes a extremos pueden durar entre 4 y 5 semanas, algo más durante la bajada de otoño por ser los días más cortos. Hasta principios del siglo XIX, cinco millones de cabezas con 25.000 pastores y otros tantos perros mastines atravesaban España dos veces al año por las cañadas.
En los albores del IV Milenio floreció en las comarcas de Brozas y Alcántara una sociedad pastoril aristocrática, hábil con el arco, en el manejo de grandes piedras y en la selección de encinas con las más dulces bellotas. Honraban a sus difuntos alzando monumentales dólmenes y delimitaban con menhires los pastos de sus ganados, situados durante el verano en las lejanas parameras y montañas del norte. La pujanza de esta cultura megalítica fue tal que perduró durante más de dos mil años, extendiéndose por la mayor parte de Europa desde el suroeste de nuestra península. Ante los crecientes privilegios de nobles, ciudades y monasterios que entorpecían sus desplazamientos, los pastores trashumantes hermanados en el Concejo de la Mesta obtuvieron en 1273 del rey Alfonso X el Sabio el reconocimiento de sus derechos inmemoriales "para andar salvos y seguros con sus ganados por todas las partes de sus reinos, respetando las cinco cosas vedadas: panes, viñas, huertas, dehesas y prados de guadaña".
XSE ESTABLECIOx entonces la anchura de las cañadas en 90 varas, 75 metros, con cordeles de 37,5 m y veredas de 20 m, que con las coladas, descansaderos y abrevaderos constituyen la actual red nacional de vías pecuarias. Son bienes de dominio público, inalienables, inembargables e imprescriptibles, de los que aún se conservan más de 124.000 km, con 421.000 ha de superficie, el 1% de todo el territorio nacional. Este extraordinario patrimonio comunica entre sí todas las regiones de España, a disposición de los ganaderos trashumantes que precisen utilizarlo.
La gran cañada de la Mesta que atraviesa la comarca de Brozas es la Real Burgalesa, que nace junto a la frontera portuguesa en Valencia de Alcántara, dirigiéndose luego por Membrío hacia el norte para cruzar el Tajo por el monumental puente de Alcántara. Tras bordear Piedras Albas y atravesar Zarza la Mayor, Vegaviana y Perales del Puerto, abandona Extremadura por el puerto de Perosín. Desde aquí, por Ciudad Rodrigo, Salamanca, Medina del Campo, Valladolid y Lerma, alcanza las estribaciones de la Sierra de la Demanda, en la confluencia de las montañas de Burgos y La Rioja.
La comarca de Brozas, además de constituir una anhelada comarca de invernada para los ganaderos trashumantes del norte de España, también fue durante muchos siglos una importante zona de paso hacia los famosos Campos de Ourique, al sur de Portugal. Los continuos enfrentamientos fronterizos entre ambos reinos peninsulares no fueron impedimento para que las vías pecuarias, mucho más antiguas que ellos, continuasen siendo utilizadas por nuestros pastores trashumantes. Con motivo del paso de los rebaños castellanos hacia Portugal, las cartas regias del 8 de noviembre de 1444 recordaban: "foram autorizados todos os visinhos e moradores dos reinos de Castela a vir a terra do Campo de Ourique seguramente com seus gados, pascer as ervas & beber as aguas, pagando eles seu montado & direito segundo e de costume". Estos desplazamientos se mantuvieron hasta finales del siglo XVIII: "Ainda em 1788 tera encontrado na Herdade Real do Roncao (Monsaraz) rebanhos segovianos".
Sin embargo, el secular intercambio ganadero entre ambas naciones ibéricas terminó abruptamente en 1801 tras la llamada guerra de las Naranjas, cuando España se anexionó el término de Olivenza. Con lógico resentimiento, los portugueses acusaron "a la codicia de los ganaderos españoles" la dolorosa pérdida de este territorio, por ser sus pastos tan excelentes que "bastava as ovelhas lamber a terra para engordarem".
*Presidente de la Asociación
Concejo de la Mesta.
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/trashumancia-en-brozas-y-en-raya_641572.html
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