lunes, 27 de junio de 2011

En busca de los agostaderos de Gredos

El pastor y una vaca descansan en el puerto de El Pico. | R. Muñoz El pastor y una vaca descansan en el puerto de El Pico. | R. Muñoz
  • Una mil reses descansaron en puerto de El Pico camino de Extremadura
  • La trashumancia sigue siendo la práctica más barata... y más cansada
Más de 35.000 cabezas de ganado de la raza avileña–negra ibérica realizaron el año pasado la trashumancia entre tierras extremeñas y abulenses en busca de los agostaderos en los que disfrutar de pastos frescos durante el verano. De ellas, sin embargo, sólo 9.000 llevaron a cabo esta actividad a pie, razón por la que en el puerto abulense de El Pico se pudo ver una demostración de lo que esta actividad supone para quienes la ejercen.
Cerca de un millar de reses fueron protagonistas de una jornada de trashumancia organizada por la Plataforma Trashumancia Viva, la Asociación Española de Raza Avileña-Negra Ibérica y el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Carne de Ávila, quienes reivindicaron una actividad que, en algunos casos y pese a las trabas que se encuentra, permanece viva.
A las nueve de la mañana comenzaron a subir, desde Mombeltrán, las primeras cabezas de ganado por la calzada romana. En busca del descansadero del Puerto de El Pico, donde numerosos curiosos aguardaban, las más de 300 reses de José Andrés Torres llegaron hacia el mediodía.
Foto: R. Muñoz Foto: R. Muñoz
Este ganadero de Navarredonda de Gredos, que espera que sus dos hijos continúen con la tradición, recordaba cómo lleva trashumando "toda la vida", llevando sus reses a pasar el invierno a tierras extremeñas, a donde se llegaba en Nochebuena, para regresar, en junio, a los frescos agostaderos de la Sierra de Gredos.
La dulzaina y el tamboril amenizaron una jornada en la que participaron numerosas personas que acudieron a contemplar unas escenas que se repiten cada año, pese a las dificultades a las que se enfrentan quienes se dedican a esta actividad.
Para Mar González, directora técnica de la IGP Carne de Ávila, la trashumancia es un sistema de explotación "necesario" para los ganaderos, pues "si no pudieran moverse no podrían subsistir", indicó, refiriéndose también a los "problemas" a los que estos ganaderos tienen que enfrentarse, como los controles sanitarios, las vacunaciones o, incluso, la situación de "abandono" en la que se encuentran las vías pecuarias.
Por ello, desde el Consejo Regulador de la IGP Carne de Ávila, se aboga, junto con la Plataforma Trashumancia Viva y la Asociación Española de Raza Negra-Ibérica, por una legislación específica que permita a estas ganaderías "únicas" un movimiento "más fácil", según indicó la directora técnica de la IGP, tras recordar que de esta actividad viven unas 450 familias de forma directa.
"Mover un rebaño de vacas de 300 cabezas necesita mucho personal y que las vías pecuarias y descansaderos estén bien", destacó la técnico de la IGP Carne de Ávila, para añadir después que la trashumancia a pie continúa siendo la opción "más barata", aunque también la más cansada, pues, en unas dos semanas, se recorren entre 250 y 300 kilómetros para alcanzar los espacios donde el ganado pasará el verano.
Este año, además, el regreso de las reses prácticamente ha coincidido con el fin de la obligatoriedad de la vacunación contra la lengua azul, el 30 de junio, lo que permite olvidar los años en los que, como en 2005, no se pudo trashumar a pie, algo que sí pudieron hacer esta vez no sólo las reses de José Andrés Torres, sino también las de otras ganaderías de San Martín del Pimpollar, Mengamuñoz, Navadijos y Hoyos del Espino en defensa de una actividad "comprometida con el desarrollo sostenible".
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