400 kilómetros con 3.000 ovejas
Después de una larga travesía desde los prados de Guadalaviar, en Teruel, los pastores trashumantes llegan a Vilches
JOSÉ A. GARCÍA-MÁRQUEZ | VILCHES
JOSÉ A. GARCÍA-MÁRQUEZ | VILCHES
Después de atravesar la seculares cañadas de la antigua Mesta castellana, 4 pastores con 3.000 ovejas procedentes de los prados de Guadalaviar (Teruel) alcanzaron el pasado miércoles la provincia de Jaén. Los hermanos Vidal e Ismael Martínez y Arturo y Jorge Soriano, primos hermanos entre sí, cruzaron Cuenca, atravesaron Socuéllamos y Las Pedroñeras, y alcanzaron Aldeaquemada y Vilches.
Los pastores vilcheños llegaron con sus 3.000 cabezas hasta la finca Plazuelas, en el paraje Los Encinares, pequeño santuario natural para el pasto del ganado ovino. En él, con las ovejas distribuidas en La Casería, Dehesa las Yeguas y Hortalanca, permanecerán 6 meses y medio hasta el ecuador de la primavera.
Durante 23 días estos ganaderos cruzaron a pie cañadas, veredas y cordeles para vencer en ese pulso permanente que tienen con una modernidad que anda lejos de impedir que las vías pecuarias se vean invadidas por edificios, parques recreativos, carreteras y roturaciones de tierras. Pero la llegada a pie no fue tan sólo por la nostálgica recuperación de un pasado que llevaba medio siglo perdido. Se trata de una cuestión económica, ya que los ganaderos no pueden transportar a las ovejas en camiones por lo elevado de los portes.
En Vilches, los pastores, con la ayuda de sus perras careas, («sin ellas, que defienden a las ovejas de los perros salvajes y de los zorros y que les basta un gesto nuestro para cumplir órdenes, sería imposible venir») han dejado atrás el frío de la noche, escarchas, alguna que otra lluvia y la densa soledad del camino. Una buena tienda de campaña, una cerca portátil para encerrar al ganado o el empleo de teléfonos móviles para comunicarse con la familia, convierten en soportable la dureza del viaje.
Llegan y se encuentran que este año por fin hay pasto. No es que el campo esté para tirar cohetes, pero el herbaje es más abundante que en ediciones anteriores. El agua caída en las últimas semanas permite que aflore una incipiente vegetación. «Un pasto, afirman, que supone un coste elevado, pues al propietario de la finca se le ha de pagar un precio medio de entre 18 y 24 euros por oveja durante la estancia. El precio, eso sí, permite la utilización de los cortijos». Los pastores, que expresan que conocen a las ovejas una a una dicen que llevan toda una vida en este duro oficio de la trashumancia: «Nuestros hijos nos ayudan pero no quieren seguir la tradición y si a ellos no les gusta, nosotros tampoco queremos que la ejerzan».
Mejoras
En los últimos años crece el interés de las administraciones por realizar mejoras en las cañadas reales y en los senderos por los que transitan los pastores trashumantes. El pasado jueves 24 el delegado de Medio Ambiente, Moisés Muñoz, visitó las obras que se realizan en término municipal de Chiclana de Segura en cuyo monte se invierten 90.000 euros en la construcción de un aprisco para guardar el ganado y en una vivienda contigua para cobijo de pastores. En los próximos meses está previsto construir otros dos cercados en la Sierra del Oro de Santisteban del Puerto.
Además, en Puente Mocho, término de Beas de Segura, se van ejecutar obras para reforzar la cimentación del vetusto viaducto romano (70.000 euros en una primera fase) por el que suele pasar el ganado trashumante. Con todo la inversión más alta (1,8 millones de euros en varias anualidades) es la que se ejecuta en 1.000 hectáreas de terreno en la zona limítrofe entre la comarca del Condado y la Sierra de Segura. En este extenso territorio se ejecutan labores de reforestación forestal con la idea de hacer compatible la práctica cinegética con el paso y la alimentación del ganado trashumante.
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