Pastores ocasionales: por la España rural con la trashumancia
ISABEL SÁNCHEZ/20MINUTOS. 05.10.2011 - 14.36h
El ganado pasa de zonas frías, donde pasa el verano, a regiones más templadas a invernar, para un aprovechamiento racional de los pastos.- Esta práctica ha dado lugar a un espacio formado por cañadas, veredas y cordeles que conforman paisajes rurales de un gran valor ecológico.
- El turista acompaña y ayuda a los pastores que dirigen la ruta del ganado.
La trashumancia es el movimiento de los ganados entre zonas geográficas alejadas en busca de un aprovechamiento racional de los pastos. Estos desplazamientos se llevan a cabo con carácter estacional , desde zonas frías, donde se pasan los veranos, a regiones más templadas para invernar.
Las migraciones ganaderas crearon en España un complejo entramado de vías pecuarias, cuyo uso, aunque mermado, todavía se mantiene. A lo largo de los años, esta práctica ha dado lugar a un espacio formado por cañadas, veredas y cordeles que, con las serranías del norte, las llanadas y dehesas del sur, conforman paisajes rurales de un gran valor ecológico.
Del Ampurdá a los Pirineos
Una de esas vías pecuarias, la que traslada al ganado desde el Ampurdá a los Pirineos, cuenta desde finales de mayo hasta principios de junio con unos ocupantes muy especiales, unos ‘intrusos’ interesados en conocer en qué consiste el pastoreo trashumante, un ejemplo de práctica ganadera sostenible, fuertemente vinculada al territorio.
José Ramón Casas, gerente de la empresa Hipic Hotel, lleva organizando desde hace dos años este tipo de expediciones. "Llevaba muchos años dedicándome a actividades relacionadas con la naturaleza, conocía la trashumancia y me surgió la idea de volver a recuperar esa tradición invitando a los turistas a acompañar a los trashumantes durante su recorrido desde el Ampurdá hasta los Pirineos", relata José Ramón.
Casas reconoce que esta actividad, que se desarrolla a caballo, está muy preparada: "Reservamos campings, llevamos cocinero y hasta música para amenizar las noches a la intemperie. Podemos decir que son unas vacaciones diferentes, basadas en el agroturismo".
Esta idea empresarial ha logrado recuperar, sin duda, esta vieja tradición en la zona y, como señala el gerente de Hipic Hotel, "también ha servido de impulso económico, tanto para la empresa como para los pastores, que reciben una cantidad prefijada por cada turista que nos acompaña". Y es que la labor del grupo de turistas, entre 8 y 10, consiste en acompañar y ayudar a los 3 o 4 pastores que dirigen la ruta a que las 184 cabezas de ganado lleguen a su destino.
Ayudar a preservar la diversidad
Casas hace una serie de recomendaciones. "Esta ruta no está exenta de dificultades, por lo que se pide la máxima colaboración de todos y funcionar como un equipo compacto; no es una simple ruta de turismo ecuestre, tenemos un cometido, hacer llegar en perfectas condiciones el ganado que transportamos, por lo que tendremos que emplear todas nuestras dotes de organización y compañerismo".
En los dos años que se lleva en esta actividad ha tenido unos 30 clientes. Entre ellos, Mario y Teresa, una pareja madrileña que no conocía mucho de la trashumancia y decidió pasar parte de sus vacaciones haciendo de pastores. Y volvieron al asfalto con una "bocanada de aire fresco, un acercamiento con la naturaleza y el entorno que nos dará fuerzas de cara al invierno".
Pero no solo en Cataluña podemos vivir este tipo de experiencias. Estos caminos ganaderos tradicionales se estructuran en un intrincado sistema que llegó a alcanzar la cifra de 125.000 kilómetros de longitud, aproximadamente 425.000 hectáreas de extensión (4.250 km2), es decir, el 1% del territorio del conjunto de España. Son rutas migratorias que actúan como verdaderos corredores ecológicos, favoreciendo la biodiversidad de flora y fauna, la distribución geográfica y el intercambio genético de las especies silvestres.
De la supervivencia del pastoreo tradicional y la trashumancia depende la conservación de gran parte de los espacios naturales de montaña y de dehesa de España. Los pastores, además, preservan la sorprendente diversidad genética de los rebaños que trashuman, compuestos, en su mayoría, por razas autóctonas.
Por los campos de Soria
Con esa intención, la conservación de una tradición milenaria, trabajan en la Asociación El Redil, del municipio de Oncala, en Soria. Sus 180 miembros tienen en la trashumancia "un motivo para estar unidos y para luchar porque se conserve esta tradición, sobre la que abrimos un museo, recreamos fiestas y llevamos a cabo rutas alrededor de las vías pecuarias cercanas a Oncala", señala Jesús Fernández, presidente de la agrupación vecinal.
Llevan dos años organizando rutas trashumantes, de un día de duración, destinadas a los vecinos y a todos los interesados, aunque "dado su potencial y su auge", el objetivo que se marcan es claro: "Lograr que una empresa privada nos gestione el turismo para que podamos potenciar esta actividad y poder traer riqueza económica y turística a nuestro municipio"
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