miércoles, 9 de mayo de 2012

TRADICIONES

El ocaso de los pastores

07.05.12 - 17:35 -
El ocaso de los pastores

El único pastor que queda en Vilamarxant, Vicente Ferrer, pasea sus ovejas por los campos. / Damián Torres
«En poco más de un año dejaremos de ver pastores en la Comunitat Valenciana». Quien lo afirma es Pablo Vidal,
 director del Instituto Universitario de Antropología de la
 Universidad Católica (UC) y uno de los mayores estudiosos
 de la trashumancia. La Unió de Llauradors y Ramaders
 también lo augura. «Es una profesión en vías de extinción», advierte su presidente, Ramón Mampel.
Si nadie lo impide, dejaremos de ver ovejas pastando en
 tierras valencianas. El envejecimiento de estos ganaderos, 
con una edad media de 65 años en la Comunitat, los
 problemas económicos por la crisis, los continuos robos y
 el maltrato de las vías pecuarias ponen la puntilla a una
 actividad que se pierde en los orígenes de la historia. La
 ganadería extensiva se reduce ya a medio millar de rebaños
 en la Comunitat y «goza de peor salud que en el resto de España», según Vidal.
La presencia de pastores se limita a comarcas del interior de Castellón como Els Ports, Alt Maestrat
, l'Alcalatén, Alt Millars o Alt Palancia. En la provincia de Valencia 
quedan unos pocos concentrados en Los Serranos y Rincón de Ademuz. Ya más cerca de la costa no
 suele haber más de un pastor por pueblo en algunas localidades de Camp de Turia: el pastor de 
Vilamarxant, el de la Pobla de Vallbona o el de Pedralba, que se marchó a Buñol por pura desesperación
 después de que le robaran ganado tres veces en sólo un mes.
Uno de estos supervivientes es Vicente Ferrer, de 65 años, que actualmente pastorea las 350 ovejas
 que posee en Vilamarxant. Es el único en una localidad que llegó a contar con casi una veintena de
 hermanos de oficio. Hijo de pastor, comenzó los quehaceres de su profesión a los 6 años. Con 13
 ya salía al campo con el rebaño. «Son tiempos muy difíciles, pero nunca he pensado en dejarlo. 
Siempre me han gustado los animales y esto te humaniza, aunque es muy sacrificado». Damos fe.
 A las siete y media de la mañana ya está en su corral. A las nueve comienza la marcha. Quedan
 12 kilómetros de pateo por las maltrechas vias pecuarias valencianas hasta que caiga la noche
. Y todo por los 8.000 euros que actualmente se saca limpios al cabo del año, algo más de 600 
euros al mes. Las ovejas no entienden de sábados, domingos, festivos o bajas. Tienen que salir a comer.
«Nadie está dispuesto a vivir de ese modo, ni aún en tiempos donde el empleo escasea», describe
 el investigador de la UC. «Algunos propietarios de ganado han optado por contratar a inmigrantes
 marroquíes, pero muchos han rechazado el trabajo», explica Vidal. Hoy por hoy no existe el mínimo
 atisbo de relevo generacional para los viejos pastores valencianos.
Caída del consumo
La economía también da la espalda los pastores. MarketingHuman Consumer Knowledge, empresa
 valenciana especializada en el consumo agroalimentario, cita datos del sector que muestran un 
descenso de más del 6% en la venta de carne de ovino y caprino fresca, principal fuente de ingresos 
para los pastores valencianos por encima de la leche y la lana. Sin embargo, advierte, están entrando
 con fuerza importaciones de carne congelada de Irlanda y Nueva Zelanda a precios muy bajos
. «Esto podría combatirse con una buena estrategia de marca que transmitiera a los consumidores
 los valores añadidos del producto nacional», estima su socio director, David Martínez Roig.
Pero aún hay mas. «Nos hemos acostumbrado tanto a carne de animales alimentados con pienso
 que el cordero de ganadería extensiva es rechazado por algunos consumidores por su sabor más
 intenso», aprecia el experto valenciano en conductas de consumo. La crisis, además, «ha provocado
 el cierre de esas pequeñas carnicerías de pueblo que antes nos compraban bastante y favorecían
 mucho a los pastores», apunta Ferrer, que constata la caída de las ventas.
Y aún queda otro quebradero de cabeza: los crecientes robos. A Vicente Sanfélix, el único pastor 
de la Pobla de Vallbona, le quitaron 40 de sus corderos a principios de marzo. Pocas semanas
 después, unos desconocidos se apropiaron de 13 ovejas jóvenes propiedad de Ferrer. «Debe existir
 un mercado negro. No creo que sean para consumo de los que se los llevan», baraja el ganadero
 de Vilamarxant.
«Algunos afectados por los robos optan por pernoctar junto a su rebaño con escopeta para vigilar
 por las noches», asegura Vidal. Es lo que hacía Rafa, un pastor de Pedralba que en 2010 sufrió 
tres visitas de ladrones en sólo un mes. «Al final optó por cambiarse de zona de trabajo y se llevó
 todo el rebaño a Buñol», relata su amigo Ferrer.

No hay comentarios: