jueves, 22 de noviembre de 2012


La trashumancia reclama un sello de calidad y exige proteger las cañadas

Treinta pastores y 35.000 ovejas aún usan los 2.320 kilómetros de Vías Pecuarias. 

pilar infiesta | redacción 18/11/2012

«Bruselas debe reconocer esta forma de vida única en el mundo»
La nueva Asociación Ibérica de Pastores Trashumantes, con sede postal y asesoría jurídica en León, reclama un sello de calidad ecológica para su ganado. Entienden que es un distintivo que merecen «más que muchos productores de intensivo que, en realidad, mantienen hacinados a los animales».

Además, consideran «vital» proteger las cañadas, cordeles y veredas históricas, como exige la ley 3/1995 de Vías Pecuarias, «porque es el mayor patrimonio que posee España y, aunque sea invisible por estar tapado por chalés y carreteras en algunos tramos, representa el 1% del territorio», explica el secretario de la asociación, el leonés Rubén Valín.
Parte del rebaño de Rubén Valín, con su marca distintiva, en Correcillas, antes de bajar a la ribera.
 Parte del rebaño de Rubén Valín, con su marca distintiva, en Correcillas, antes de bajar a la ribera.

De los 125.000 kilómetros de Vías Pecuarias que atraviesan el país, y que suponen tres veces el recorrido ferroviario de Renfe, 2.320 kilómetros corresponden a León. La provincia dispone de tres Cañadas Reales paralelas: la Vizana (Alija-Pandorado), la Leonesa Occidental (Izagre-Puente Castro) y la Leonesa Oriental (San Pedro Cansoles-puerto de Tarna), usadas aún por 30 ganaderos para mover 35.000 ovejas, que en otoño bajan hacia Las Vegas del Condado, el Órbigo y el Bajo Páramo, y en primavera regresan a la Cordillera.

Las cifras actuales contrastan con las de hace dos décadas, cuando unas 37.000 ovejas bajaban a Extremadura a pie, en tren o camiones y 75.000, a la ribera leonesa para pasar el invierno. Valín reconoce que «es un trabajo duro y con mucha incertidumbre laboral, pero los trashumantes representamos un legado de ocho siglos y una cultura socio-económica que es necesario preservar. Las cañadas han servido desde tiempos inmemoriales de vehículo de información entre poblaciones».

De hecho, las ovejas merinas dieron a España una posición privilegiada hasta el siglo XVIII, permitió que el país se posicionara por delante de los sajones y que se consiguieran divisas en bellones de lana. La nueva asociación entiende que los trashumantes deberían recibir, además, una ayuda económica por la labor que efectúan por el medio ambiente. «En Holanda y Alemania —indica— pagan a los pastores por preservar las riberas de los ríos, mantener los cauces y los pastos», afirma.

Flora y fauna

El secretario recuerda que otro de los argumentos que justificaría la concesión de una ayuda son las 4.000 a 5.000 semillas que los rebaños portan en los excrementos y en la lana, y que han servido para «transmitir flora y fauna, a través de siglos y siglos, de unos lugares a otros por los que se desplazan». La organización quiere que se reconozca el valor de su trabajo y que se transmitan las vivencias personales a través de la educación con Escuelas de Pastores. «Es un oficio bonito, aunque de bajo reconocimiento social por falta grave de titulación y escasa mano de obra cualificada, algo que cambiaría si se impulsan Escuelas de Pastores, pues hay que comprender esta forma de vida peculiar», añade.

La asociación cree que es necesario reformar la Ley de Pastos para reducir la inseguridad laboral que generan los arrendamientos, ahora, de carácter anual. Para que no se extinga la trashumancia, hoy prácticamente reducida a desplazamientos dentro de la provincia, «hay que revalorizar nuestra labor», apunta, ya que «somos los últimos nómada
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